Rockwool Peninsular es la filial española de Rockwool Group, primer fabricante mundial y líder en la fabricación de productos de lana de roca volcánica (aislante térmico, acústico e ignífugo) con 75 años de historia y origen en Dinamarca. A día de hoy, la compañía emplea a más de 10.000 personas en más de 30 países y posee 25 factorías en Europa, América y Asia.
El grupo abrió en 1989 su primera oficina comercial en España, más concretamente en Barcelona, movida por las posibilidades de crecimiento del mercado español. Un mercado que, en efecto, crecía, y cuya evolución les impulsó a invertir en un nuevo centro productivo en nuestro país.
Así, su vigesimotercera fábrica del mundo, y la única en nuestro país, fue inaugurada en 2001 en la localidad navarra de Caparroso. Dos años antes, en 1999 se había iniciado la construcción de esta planta, que supuso una inversión de 76 millones de euros y la creación inicial de 117 empleos directos. Actualmente se realizan inversiones anuales de 1,5 millones de euros para mejorar las condiciones laborales y dotar de mejor tecnología al proceso productivo.
En 2014, la facturación de Rockwool Peninsular superó los 58 millones de euros y emplea a 156 personas.
El planteamiento de una nueva factoría de Rockwool respondía a un claro propósito: garantizar el suministro de sus productos a los mercados español y portugués (el primero emergente y el segundo, que apuntaba proyecciones muy importantes de evolución) y al francés (maduro, sostenible y que crecía año tras año debido a la normativa estatal).
La localización de la nueva planta debía estar ubicada en una región que dispusiera de infraestructuras de comunicación desarrolladas para poder abastecer de sus productos a esos tres mercados y contar con capital humano cualificado para contratar, además de disponer de canteras de materias primas cercanas a la fábrica.
La Comunidad Foral de Navarra respondía a los requerimientos geográficos que Rockwool buscaba para su fábrica (proximidad con Francia, por ejemplo). Pero también aportaba otros elementos que consideraron clave, como la imagen de seriedad y dinamismo de nuestra comunidad en el exterior y el papel de las instituciones, que acompañan, asesoran y suman. El alto nivel de cualificación académica media de nuestro territorio (con universidades y centros de Formación Profesional de prestigio) fue otro factor decisorio.
En todo el proceso, el apoyo e implicación de Sodena fue considerado vital por el grupo. Sodena acompañó a Rockwool desde su primera toma de contacto con Navarra hasta la implantación definitiva de la planta en la región. Entre otros servicios asesoró acerca de la calidad y coste del entorno de negocios navarro, sus ventajas fiscales y posibles localizaciones y coordinó contactos con la administración facilitando la obtención de permisos y licencias.
Como multinacional consideramos nuestra experiencia en la Comunidad muy positiva, ya que percibimos a Navarra como una región dinámica e inconformista que continuamente se está reinventando para mejorar y dar lo mejor de sí, como Rockwool.
Las instituciones acompañan, asesoran y suman. Geográficamente está bien ubicada y el carácter honesto y trabajador de sus gentes, unido a su alto nivel de cualificación, hace que sea un lugar muy interesante donde invertir.
El Grupo Rockwool llega a España con la instalación de una oficina comercial en Barcelona, dependiente de Rockwool Isolation, S.A. (Francia).
Se crea Rockwool Ibérica, S.A. como sociedad independiente de Francia.
Se inicia la construcción de una nueva factoría para la producción en Caparroso (Navarra).
Entra en funcionamiento la fábrica de Rockwool en Caparroso. Rockwool Ibérica pasa a denominarse Rockwool Peninsular.
Proyecto de ampliación de la capacidad de línea, que supuso una inversión de 5 millones de euros y un aumento de la plantilla de 17 personas.